Tengo miedo de tu piel,
porque me tiene atrapado
como una mosca en la miel.
Me dan pánico tus labios,
porque después de besarlos,
te juro cariño mío,
lo dulce me sabe amargo.
Me da miedo tu mirada,
bella, tibia, limpia, clara,
porque al cruzarme con ella
dentro de tus ojos vivo
y fuera no existe nada.
Tengo miedo de quererte,
porque después de probarte,
vivir sin poder tenerte
no es vida, es mil veces muerte.
Se lo escribí a alguien que el tiempo me demostró que no lo merecía, pero supongo que eso ya da igual. Lo importante es que en un momento de mi vida, esa persona me hizo sentir así y supongo que es algo que tengo que agradecerle. Es algo que yo mismo me he dedicado a mí, para mostrarme mis inseguridades y mi forma de sentir y de amar. Siempre con miedo. No miedo al amor. Miedo al desamor. Al dolor después de la risa, al dolor que causa recordar con amor a alguien que ya no te quiere.
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