Veo cómo te paseas por mi estancia, como recorres cada centímetro del contorno de mi cama, como recorres con tu mirada, las suaves formas que se marcan en la sábana.
Con la mano del aire deslizas la tela que estorba a tu mirada, y apenas roza tu aliento toda mi espalda, vas y vienes a tu antojo reconociendo cada curva, cada pliegue, cada hueco de este cuerpo que aun dormido te llama.
Mi corazón se agita, mi piel recuerda todo el calor que tu presencia emana, abro los ojos, extiendo mis brazos, y sólo encuentro el fantasma de tu perfume, que aún recorre mi estancia
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