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Federico García Lorca
Idilio
Tú querías que yo te dijera el secreto de la primavera.
Y yo soy para el secreto lo mismo que es el abeto.
Árbol cuyos mil deditos señalan mil caminitos.
Nunca te diré, amor mío, por qué corre lento el río.
Pero pondré en mi voz estancada el cielo ceniza de tu mirada.
¡Dame vueltas, morenita! Ten cuidado con mis hojitas.
Dame más vueltas alrededor, jugando a la noria del amor.
¡Ay! No puedo decirte, aunque quisiera, el secreto de la primavera.
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