Lope de Vega
Por las riberas famosas
Por las riberas famosas de las aguas de Jarama, junto del mesmo lugar que Tajo las acompaña,
alegre sale Belardo a recibir justa paga de tantos años de amor, celos, temor y mudanza.
¡Dichoso el pastor que alcanza tan regalado fin de su esperanza!
Vase a casar a su aldea con Filis su enamorada, que se la entrega su padre después de tantas desgracias.
Contento lleva el villano, por los ojos muestra el alma, que al fin de tanta fortuna promete el cielo bonanza.
¡Dichoso el pastor que alcanza tan regalado fin de su esperanza!
No va como suele a pie, ni lleva toscas abarcas, de pieles de lobo muerto tintas en sangre de vaca,
zapatos blancos picados, media verde lagartada, botones de vidrio y fuego, porque se los dio su dama.
¡Dichoso el pastor que alcanza tan regalado fin de su esperanza!
Va caballero brioso en una yegua alazana, la silla lleva de frisa, y de hiladillo la franja,
sombrero nuevo de feria, capa de capilla larga, con un sayo verde escuro, agironado de grana
¡Dichoso el pastor que alcanza tan regalado fin de su esperanza!
Va amostrando en el vestido las esperanzas del alma, tan cerca ya de cumplirlas como tardías y largas.
Guardadas lleva en el seno de Filis todas las cartas, que si son obligaciones quiere pagar y borrallas.
¡Dichoso el pastor que alcanza tan regalado fin de su esperanza!
Llegó Belardo a la villa y de su suegro a la casa, sale a tener el estribo mientras de la yegua baja.
Filis, abiertos los brazos, marido y señor le llama; él, señora y dulce esposa; besóla y ella lo abraza.
¡Dichoso el pastor que alcanza tan regalado fin de su esperanza!
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