Jorge Gaitán Durán
Amantes
Somos como son los que se aman. Al desnudarnos descubrimos dos monstruosos desconocidos que se estrechan a tientas, cicatrices con que el rencoroso deseo señala a los que sin descanso se aman: el tedio, la sospecha que invencible nos ata en su red, como en la falta dos dioses adúlteros. Enamorados como dos locos, dos astros sanguinarios, dos dinastías que hambrientas se disputan un reino, queremos ser justicia, nos acechamos feroces, nos engañamos, nos inferimos las viles injurias con que el cielo afrenta a los que se aman. Sólo para que mil veces nos incendie el abrazo que en el mundo son los que se aman mil veces morimos cada día.
Amantes II
Desnudos afrentamos el cuerpo como dos ángeles equivocados, como dos soles rojos en un bosque oscuro, como dos vampiros al alzarse el día, labios que buscan la joya del instante entre dos muslos, boca que busca la boca, estatuas erguidas que en la piedra inventan el beso sólo para que un relámpago de sangres juntas cruce la invencible muerte que nos llama. De pie como perezosos árboles en el estío, sentados como dioses ebrios para que me abrasen en el polvo tus dos astros, tendidos como guerreros de dos patrias que el alba separa, en tu cuerpo soy el incendio del ser.
|