Jorge Gaitán Durán
Canto XIII
La dulce tolvanera del silencioso otoño va anegando tu imagen en su vaga humareda, encendiendo en el tiempo la hoguera del olvido para borrar la última ceniza de la ausencia.
Nadie sabrá que vivo para ti, que defiendo contra las llamas trémulas tu desnudo recuerdo, que lucho en el otoño de vientos desolados y en sus ondas sombrías te reclaman mis sueños.
Nadie sabrá que fuiste mía bajo el otoño de estrellas delirantes y crepúsculos vagos, que llenaste mis labios con tu fuego de siempre, que cayó mi tristeza sobre ti como un canto.
Porque nada resiste la invasión del olvido cuando llega a mi alma su himareda de otoño. Todo se va de mí, se fuga de mi vida, tú también te me vas y permanezco solo.
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