Reina María Rodríguez
La foto del invernadero
Fue la que siempre quisimos y faltó. el invernadero estaba junto al parque con sus cristales húmedos bajo el sol que entraba en la tarde, o en la mañana, a colorear sus plantas. yo me paseaba contigo de la mano –eras de estatura un poco más bajo que yo- y así alcanzaba a ver, desde esa altura, los tallos quebrados por mi madre que componía y podaba las macetas de buganvillas. nunca entramos, éramos demasiado pequeños para invadir la zona de confianza de esos seres extraños que permanecían dentro. estábamos afuera. saltando con nuestra energía sin razón excluidos de la paciencia de las manos de mi madre pero es allí donde quisiera vivir... en el lugar inexacto de una foto que falta para que no imites otra vez, o intente imitar el ser que soy. el paisaje prohibido donde pondríamos el amor con exclusividad. el paisaje del deseo, que no se suponía o se reproducía a cada instante y que permaneció oculto para nosotros -la algarabía de ser niños no nos dejaba ver "odos andábamos a la caza de una flora insectívora&quo. ramos suspicaces. ahora, acomodo en mi mente la mente del invierno. su llama tibia en el centro de las imágenes haciéndonos creer que algo temblaba o que podría no ser alcanzable. esa incertidumbre del temblor donde cruje la madera y la realidad distorsiona y parte en dos lenguajes. fue la que siempre quisimos y faltó.
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