Jorge Hübner Bezanilla
De otra vida
La presentida, la que lleva, nimbada toda de fluídos, mi derecho a una vida nueva y el estupor de los sentidos; la que me arroja en lo velado de otra existencia con su roce, viene temblando y se ha cegado: ¡la miro y no me reconoce!
Yo sé que es ella: mis secretos la hacen marchar estremecida; tiene en los ojos los sonetos que le entregaba en otra vida. A toda lumbre indiferente, se hunde en el sueño de un ayer: me está evocando, estoy presente, ¡y no me puede conocer!
Su corazón, si yo le hablara, como abanico plegaría: ¡me enronquecieron la voz clara que ella conoce como mía! Y cuando siento que en el viento sangrando va su corazón, suspende el ritmo de mi aliento, como una purificación...
Y aspiro el cielo que se llena de su alma, mientras lento el ser, como fluyendo de una vena, se vacia en el atardecer. . . La intensidad es agonía, aéreas son las cosas todas y el mundo mismo es lejanía: ¡no conocemos otras bodas!
Como un rumor en la laguna, un tenue soplo nos conmueve: un solo rayo de la luna finge una tempestad de nieve. . . Y, despertada al instante, quiere otra vez volverme a ver: mira el dolor de mi semblante y no me puede conocer...
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