Carlos Martinez Rivas
Romanzón
Caminantes camineros de Madrid a San Sebastián hemos visto cómo toda la tierra está cantada por el mar. Y al borde de tu misa oímos un océano universal y el rumor de todas las hostias que se venían a quebrar. (...) Y caminantes camineros sacamos en claro esta verdad: que toda la tierra puede ser cantada desde un altar. Como un nadador que separa dos olas así abriste tú el misal. (...) Nos abriste como una casa las grandes puertas del misal —el único pórtico rojo por el que debimos entrar—. Cambiar nuestro vino por tu Vino; cambiar nuestro pan por tu Pan.
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