Mariana Bernárdez
En la mesa de tres patas
En la mesa de tres patas enfilaban los «tintos» La muerte giraba con ojos de lechuza y yo bailaba al compás de palmas que rasgaban el espacio
Esa vida no era la nuestra
Sumergidos en papeles o en números contables se nos iban los meses vagones cruzando las calles de una ciudad en llamas
Cerraba los ojos porque la vida corría más rápida que el líquido que envenenaba tu sangre
Eras tantos que nunca conocí
Al llegar la noche la navaja ácida atravesaba la vigilia y el horror del pulso el crujido de las paredes me envejecían hasta el sopor de las sábanas
En el torrente hablar con ese polvo que se hacina en la boca y paraliza el silbo Sólo el latido en relámpago tratando de salirse del tiempo
Qué larga diástole Qué lento suspiro
Dentro del compás «punta / tacón» «braceo en alto» el cuerpo se arquea para perderse en el trasvase de la tierra al aire
Tu mirada detiene mis pies la madera de los crótalos me astilla
Tu mirada aún me bebe ajenjo que nubla tu sueño.
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