Santiago Anguizola Delgado
Manos
Manos que son seráficos señuelos para ceñir las almas con cadenas; manos finas, y suaves, y morenas, que provocan fantásticos anhelos.
Manos que son retazos de los cielos, por el azul procero de las venas, como alas de arcángel, siempre llenas de la gracia de Dios en los hoyuelos.
Manos donde el milagro se presiente de verlas transformadas en estrellas cuando se abren sus dedos blandamente;
Manos encantadoras y tan bellas como para pasarse eternamente acariciando el corazón con ellas.
|