
Salvador Salazar Arrué - (Salarrué)
Lo que dice el caracol
Undilanilodano, el niño eterno de la prístina mitología de la Bruma, región enhiesta y aquilina del Continente Crisoprasio, de que el pasado canta y cuenta, sopla de su carrizo cristalino (hecho del solicuerno del unicornio marino) las innumerables pompas de espuma que el viento del Tiempo avienta en el infinito Espacio: los planetas, los mundos, las estrellas, el Sol...
El Caracol, si escuchas sus querellas de motivos profundos, como escuchamos los poetas, te lo dirá con labios de marea, con voz desvanecida (rumor de lejanía tormentosa) con silbo de serpiente caudalosa. Y allí resuena el arpa citerea y la flauta panida cantando dolorosa, adolorida, como cantan los labios de la herida.
Undilanilodano, el niño sobrehumano, un ser algebraico, filarmónico y neumático que con el soplo espiritual llena –de potentísima ilusión y sentimiento errático de rotación y traslación- las innúmeras pompas de jabón del Cosmos Sideral: los planetas, los mundos, las estrellas, el Sol...
Ligeras, efímeras siluetas estos mundos fecundos, vagabundos, theorías de aves pasajeras, esferas, irisadas y bellas pompas de evanescente tornasol, sólo son notas sueltas, se diría, en la pauta del siglo y del minuto, componiendo la vasta sinfonía del Silencio Absoluto, melodía de gratos manantiales cantada por los ángeles divinos en coros aurorales. lo dice el Caracol con labios nacarinos: 'los planetas, los mundos, las estrellas, el Sol...'



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