Me quedaré sola. No huyo este dardo! Como que mi carne sale del temblor del sollozo largo, que deja en los labios la palabra buena o la imprecación.
He de darlo todo: La vida lo quiere! como da en Otoño el árbol sus hojas; más queda esperando que en la Primavera serán su aguinaldo flores olorosas.
Yo no espero nada y he de darlo todo: lo que era dulzura y era claridad. Doy mi oro de Otoño, me abrazo al Invierno; no habrá Primavera, ni Estío vendrá.
He de darlo todo! Me duele... me duele entregar así mi parte de amor. La palabra buena huirá de mis labios; será mi sollozo una imprecación.