Con su tierno amor profundo,
esa mujer amorosa,
va regando este mundo,
con su perfume de rosas.
Lleva en su alma bendita,
sus más hermosos anhelos,
con sus manos exquisitas,
te cubre de terciopelo.
Ese amor que te profesa,
es parecido al de Dios,
lo da todo por sus hijos,
sin importarle el dolor.
Te ofrece su vida entera,
pues eres todo su amor,
muchas veces se desvela,
clamando por ti al Se?or.
Protegerte de dolores,
invocando al Dios del cielo,
para alumbrar tu camino,
con destellos de luceros.
Si hoy la puedes abrazar,
dale un abrazo profundo.
Que una madrecita buena,
es lo más bello en este mundo.
Debes cuidar el existir,
de esa mujer que es tan pura,
que no haya en su vivir
ni un momento de amargura.
Alegra su existencia y dale felicidad,
para que e Dios te bendiga,
y en tu alma sientas paz.
Sólo hay una en éste mundo,
Dios le otorgó ese favor,
pues no hay nada en el mundo, como éste “su inefable amor” .
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