Emocionante fue ver cómo te dirigías hacia mí,
observarte hermosa, aquel rostro se encontraba ahí,
paso tras paso a mi cuerpo te acercabas,
parecía que ante una pasarela te encontrabas.
Como tus caderas se movían al vaivén del viento,
al ver eso mi cuerpo a vibrar comenzó violento,
mirando a lo lejos un lucero que a mí se acercaba,
sin saber lo que aquella mañana, escrito en ella estaba.
Llegaste a mis brazos y a la alcoba subimos,
viendo aquella gran oportunidad a ella accedimos,
no pasaron bien ni cinco minutos después del primer beso,
y tú de mi camisa ya te habías desecho.
Así mis traviesas manos de tu cuerpo se adueñaron,
y las tuyas, ni hablar porque al mío devoraron,
poco a poco la piel del otro a explorar comenzó,
y entre besos y caricias nuestra ropa apartó.
Caímos lento al suave colchón que nos aguardaba,
mientras los labios se amaban los cuerpos pasión esperaba,
sobre una nube ya tendidos que parecía aquello,
comencé a explorar un cuerpo para mí, más bello.
Y así empecé de tus labios a tu hermoso cuello,
poco a poco de lugares tratando de bajar lento,
llegando donde el sol no toca la blanca piel,
donde mis labios sienten un sabor exquisito a miel.
Llegando a los lugares más privados de tu cuerpo,
y agarrados de la mano un te amo espero,
suelta al espacio lo que sentimos dentro,
y dejemos en nuestros corazones aquellos anhelos.
Mirando nuestros ojos uno al otro decíamos amarnos,
y terminando con abrazos y palabras decíamos no alejarnos,
un cariño tan grande ese día nació,
para que nadie en la vida separe ese amor…
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