Mi odisea en la noche se ha de iniciar
es una ruta larga pero casi no me he de mover,
es decidir con quienes tengo que conversar
o ignorar o escuchar hasta más no poder.
La noche será larga y llena de conversaciones
sentimientos y deseos me hablarán,
y yo responderé a impulsos y emociones
hasta pensar que sus charlas no acabarán.
Habrá quienes de improviso se presenten
otros esperaran su turno para hablar,
también pues habrá quienes se ausenten
y quienes no hallarán momento para callar.
El sentimiento se ha escondido
el tiempo lo esta buscando,
para avisarle que todo esta perdido
que es vano que siga recordando.
En las noches viene por mí la soledad
pero luego de unas horas me abandona,
no soporta que mis recuerdos ocupen su lugar
y que la deje de lado, eso no lo perdona.
El insomnio es otro compañero
que se presenta en la amanecida,
de verdad que no es un buen consejero
sólo me mantiene despierto en esta vida.
"¡Todo es tu culpa!" me grita la furia
y le pregunto que si acaso me podrá perdonar,
"no es mi deber librarte de esta penuria,
sólo el tiempo te hará olvidar".
"¿Es el fin del cuento?" me pregunta el corazón
y me prohíbe su nombre siquiera mencionar,
me niego a darle una esperada explicación
le digo entonces que sólo le queda esperar.
"¿Como me desato de su piel?" me interroga la pasión
"si el mundo nos estorbaba al besarnos,
si para amarla nos sobraba imaginación"
eso ya pasó, le digo, ahora debemos de calmarnos.
"Vendrán muchas más" me avisa el consuelo
y me asegura que volveré a amar,
pero pienso que todo es parte de mi desvelo
que para mí, esta noche no podrá acabar.
El llanto toca la puerta de mi habitación
no con mucha insistencia, sabe que no le dejaré pasar,
sólo al inicio de este vacío le tuve consideración
sólo al principio de esta pena por él me dejé llevar.
La lujuria coquetea conmigo
quiere que loco me vuelva,
vete de aquí le digo
hasta que este enigma resuelva.
Salgo en la noche a hacer una caminata
la locura hace planes de irla a secuestrar,
de ir a su casa y darle serenata
sólo la escucho mientras no deja de hablar.
Vuelvo de caminar y la melancolía me esta esperando
no me habla, su mirada todo lo puede expresar,
recién me doy cuenta que conmigo no estuvo caminando
concluyo entonces que peor pasaré a estar.
La nostalgia me condena a no dejar de extrañar
y me repite cada noche la sentencia,
así cada vez la pena no podrá empezar a pasar
si comienza de cero la misma penitencia.
"Todo en tu vida es ella" me afirma la obsesión
"sigue adelante sólo para con ella volver",
pero ya le conozco y no le presto atención
ya sé que este dilema yo sólo debo resolver.
La paciencia como siempre me invita a esperar
¿a que vuelva o a que se vaya? le insisto,
pero no me responde, esta vez le toca callar
y luego dice: "para esperar es que yo existo".
"Déjala ir" interrumpe la resignación
"¿cómo sabes si ahora no es más feliz?",
coincido contigo y te doy la razón
pero ella es la que no sé quiere ir.
"Ella volverá contigo" me anima la ilusión
"reaccionará al ver cuanto la quisiste",
pero ya no quiero creer en esa deducción
intenta convencer a otro, que conmigo no pudiste.
La paz también conmigo quiere conversar
pero ninguna charla le puedo conceder,
se retira entonces cansada de esperar
y resentida al no poderla reconocer.
"Ya sabes que te diré" me anticipa la esperanza
el día que no me hables ya nada me quedará,
"sigue a pesar de todos los golpes que el destino te lanza,
que vendrá una mejor que otra vez te enamorará".
Hablo en voz baja para no despertar al dolor
que es con quien menos quiero conversar,
el fin de su letargo a mi vida le quita color
aunque inevitable es que deje de descansar.
El orgullo me exige salir de esta situación
me exhorta a de una vez la pagina voltear,
y el ignorarlo lo considera una provocación
se va no sin antes la puerta de mi cuarto azotar.
La soberbia entra a mi cuarto sin avisar
y al verme igual todavía se lamenta de mi condición,
"no pareces ser tú el que ahora me toca mirar"
y la boto a empujones provocándole una humillación.
Le pregunto a la vida: ¿son un error tantas contradicciones?
sé que me responderá con la palabra adecuada,
"No se cometen errores, sólo se aprenden lecciones"
gracias, no esperaba menos de tan importante invitada.
¿Que aprendí de todo esto? interrogo a la reflexión
"la próxima vez pensaras como hacer para mejorar,
sé que para ti es importante mi opinión"
de lo que sí estoy seguro es que ya no podré empeorar.
Con la presencia a mi alrededor de tantos sentimientos
podría creerse que la noche se me hace corta,
pero todos son sólo formas de pensamientos
tu presencia es en realidad la que me importa.
Pero el cansancio siempre tiene la última conversación
para él se reserva el tema final por hablar,
saber que hablaremos no hace falta imaginación
recuperar fuerza, para la siguiente noche lo mismo pasar.
Desconozco el autor