[V.6-> La liebre. Desde el punto de vista científico, la liebre no puede rumiar, pues no tiene la debida disposición anatómica para hacerlo. Pero sí mastica su alimento de tal manera que pareciera rumiar. Es inmunda porque no tiene la pezuña hendida. Rumia. En este pasaje no está implicado un problema de precisión científica, porque las Escrituras hablan el lenguaje del común de las gentes. Para ellas la liebre parecía rurniar. Cuando decimos que el sol se "pone", nadie nos recrimina por haber dicho algo científicamente incorrecto, aunque bien sabemos que el sol no se "pone". Muchas veces se habla de una ballena como de un "pez", aunque sabemos que es en realidad un mamífero acuático. No debe criticarse la Biblia y tratarla de poco científica cuando usa expresiones comunes del pueblo. ]
[V.7-> El cerdo. De todos los animales prohibidos por ley, se consideraba al cerdo como el más inmundo (ver Isa 65:3; Isa 65:4; Isa 66:17). No es ésta la ocasión de discutir con detalles el daño causado por la ingestión de la carne porcina. Para el cristiano basta hacer resaltar la actitud de Dios para con ella. Debe haber algo dañino en el consumo de la carne de cerdo; de otro modo Dios no hubiera hablado como lo hace. El creó el cerdo y sabe lo que es. Prohibe el uso de su carne como alimento. Es evidente que Cristo no consideraba de gran valor a los cerdos pues permitió la destrucción de unos dos mil de estos animales (Mat 8:31; Mat 8:32; Mar 5:13). No sabemos qué valor monetario tenían esos cerdos. Hoy tendrían un valor considerable, y sin duda también entonces representaban una gran inversión. Dos hombres habían sido sanados de cuerpo y alma, pero al costo de dos mil cerdos. Cristo consideró que los hombres valían este precio; los lugareños pensaron de otra manera. No importa lo que piensen los hombres en cuanto a si se puede comer la carne de cerdo o no, Dios en este pasaje lo desaprueba. Dios no cambia de opinión (Mal 3:6); y es también cierto que los cerdos no han cambiado de naturaleza. Hacemos bien en prestar atención al consejo divino. ]
Malaquías 3-> Ver. 6
[V.6-> No cambio. El Señor rechaza de plano la acusación de que pasa por alto el mal (Mal 2:17). La santidad de Dios es eternamente constante e inalterable (Num 23:19; Stg 1:17). Precisamente porque Dios no cambia, permanecerán sus propósitos eternos para su pueblo. Quizá él castigue, discipline o corrija a los suyos, pero hace todo eso con el propósito de que se arrepientan y sean salvos. ]