Hoy como nunca, entendí de lo que hablan aquellos que crean su propio mundo.
Hoy empecé a vivir en un mundo nuevo, en el cual tus ojos crean una ilusión en mi alma, tu mirada alimenta la fe que necesitan mis brazos para poder estrecharte, y que el agonizante silencio de tus labios pida a gritos un beso que quite su maldad fingida.
Ese mundo es tan complejo, sin ostentación ni adornos, solo necesita de dos corazones que sirvan como fanales puestos en la popa de un velero, guiado por aquella virtud que tiene nuestro amor, y por soplos de pasión que lo arrastren a cauces en los cuales mi vida sobreviva con la tuya.
En ese mundo necesito de tu mirada como un recién nacido necesita ver la luz del Sol para entender que esta vivo, necesito sentirte y así comprender lo único que un alma pide en su prisión de silencio, necesito de tu sinceridad para poder dar cada paso por un desierto de ideas y así llegar a lo que sientes.
Sé que necesito definir lo que siento, también sé que no puedo, y eso es lo hermoso del amor que te tengo, no poder definirlo pero sí sentirlo.
Una y mil veces pregunté que fuiste a causar en mi, sin encontrar respuesta alguna; una y mil veces entendí que no necesito que me la des, solo necesito que ignores la misma y así reafirmar que nuestro amor es único y nunca dejara de ser.
En ese mundo, cada día amanezco con la mirada atónita y siento por primera y única vez, que por fin él late con ansiedad perpetua.
Cada día he de buscar una solución para aquella inquietud y de pronto un suspiro confirma claramente que eres tú la causante de tal enfermedad. Alertada, y en el afán de encontrar el remedio a tan dulce mal, solo encuentra la mirada de una niña que juega con lo que le pertenece, sus ideas.
Ley era para ella, ser única dueña de su mundo, como al parecer también era ley para la niña no dejar lo conquistado, que aunque no lo sabía no dejo de pertenecerle desde el momento en que mire sus ojos.
No miento al decir que aunque ya era suyo, cada día que la veía, él le rendía pleitesía, pero ella trataba de serle indiferente.
Solo ella sabe que hizo la niña con sus ideas, solo ella sabe el porqué es que entiendo que sin la niña no puedo vivir, y solo yo sé que mi niña se llama usted, y que aunque él y ella no se entiendan, ahora comparten una misma dueña, mi niña.
En esta carta que describe y narra cosas de ese mundo, mi niña, solo necesito que deseches lo escrito y comprendas lo sentido:
Amor por mi niña que es usted.