Te desnudo como fruta de verano.
Desgajo tu piel lentamente de tu blusa
y extirpo tu sostén como semillas.
Tu azúcar he encontrado.
Brota jugo de tus labios
con irremediable ácida dulzura
y mis dedos se adhieren con dulzura a tu piel.
No merezco esta bendita perdición ni la agonía,
pero estoy aquí,
trazando mi paso en tus aromas.
La entrañable sensación de tu mirada
engrosa sin dificultad mi aliento.
Todo el tiempo alrededor
es un coctel de aroma y de sabores
que descubren las texturas de tu cuerpo
y la prolongación de tus caderas.
Fusionados, somos un guayabo
enraizado entre las sabanas.
Somos una maraña de carne y de convulsiones.
Mi reflejo se suspende en las lunas de tus ojos.
Dos liquidas cerezas
que emigran a la irrealidad y el surrealismo.
Tus senos son dos panes pálidos desnudos,
creados como un portal del mundo al paraíso.
Te desnudo como a fruta de verano.
Aspiro tu veneno
y me derrito en el sabor intenso de tus labios.
Desean morder mis dientes tus mejillas, suaves de manzana.
Me extasío entonces en tu cuerpo,
y la pasión te consume poco a poco
hasta lograr llegar al fin contigo…
Desde adentro,
Todo el ser y los deseos,
Pareciera que a gritos,
Nos piden explotar…