DE POR VIDA
Me acostumbré a llevarte muy risueño como al –azul- latido de mis ansias. Y encandilé mi vida en la distancia, porque tu amor en mí, fue flor de ensueños. Al cosechar la rosa de tus besos pude encontrar el pan de tu dulzura. Y en las bromelias de tu sabrosura, adiviné de pronto tu regreso. ¿Cómo será vivir en el destierro? me pregunté, al verte solitaria; y le extendí mi mano solidaria a tu alma gris,... ¡cruel témpano de hierro!. Más la ilusión cambió tus sentimientos, y mi cantar rompió las cien murallas donde infeliz, sangrabas tus batallas, y el puro amor, libró tus sufrimientos. Debo decir, que el sol hoy me acompaña porque mi luz proviene de tus ojos y al desterrar mis penas, mis enojos; hoy voy a alzar mi copa de champaña para brindar al verte florecida con tu sonrisa fiel, de blanca diosa. Tienes mujer, la voz,…¡tan amorosa!, que a tu jardín ¡voy preso, ...de por vida!.
ENRIQUE QUIROZ CASTRO
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