El arroyo comienza su misión en la soledad de la altura,

como algo insignificante, pero aumenta gradualmente,

hasta volverse río caudaloso.

La gota de agua que se desprende de la montaña,

parece una caricia sobre la piesdra que cae,

pero con el paso del tiempo,

de esa roca ya sólo quedan pedazos.

El gusano que se desliza sobre tallos y hojas,

se presenta como una criatura desagradable,

no obstante, la naturaleza se encarga de hacer de él

una mariposa útil y bellísima.

Y el hombre que lucha por su destino de éxito,

comienza dando pasos titubeantes,

que a veces lo llevan al fracaso, sin embargo,

la suma de sus esfuerzos,

lo va transformando en un campeón.

¡Los grandes triunfos

comienzan con pequeños intentos constantes!

César Guzmán

saludos... besos...