Las personas se asemejan siempre a cajitas de música...
Algunas tienen muchos adornos,
pero por dentro están vacías...
Otras no tienen adornos,
pero por dentro tienen todo un jardín
o están llenas de gemas brillantes.
Otras, cuando las abrimos,
nos muestran su interior lleno de recovecos
y muchas veces nos perdemos entre sus laberintos...
Luego, están aquellas cajitas que son transparentes,
que las vemos con un solo darles una mirada
y sabemos cómo van a actuar siempre...
Y a mí siempre se me ocurrió
que las personas son cajas musicales...
que sólo las conocemos y amamos
luego de oír la música de su interior...
Porque esa música tiene algo de magia,
algo muy hermoso lleno de vida,
algo de muy dentro de su alma...
Y es lo que me ha pasado ahora:
he sentido la música de tu alma
y precisamente por ello,
quise enviarte la música de mi alma
en esta cajita que te regalo hoy...
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