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De: TangaCrixXx (Mensaje original) |
Enviado: 30/08/2009 10:48 |
Realidad sobre los hijos preferidos
[b]Una cuarta parte de padres dijo tener preferencias. Afinidad, carácter, intereses, son algunos de los motivos.[/b]
Si les preguntan a los hijos si sus padres prefieren más a uno en particular, casi todos contestan que sí. Si, por otro lado, preguntas a los padres, ellos responden que los quieren por igual. ¿Cuál es la verdad? Hay algo de cierto en ambas posiciones. Preferir a un hijo es frecuente. Así lo comprobó un estudio publicado en la revista Psychology Today donde más de una cuarta parte de los padres encuestados dijo tener preferencias y dos terceras partes de los hijos dijeron que sí las hay. El problema no es de cantidades de amor, sino que el sentimiento por cada uno de los hijos es distinto. La personalidad, los rasgos físicos, los intereses, el carácter o el simple hecho de ser el mayor de los hijos, puede ser la razón por la cual los padres se sienten más apegados o tienen más afinidad con un hijo en especial. Pero hay padres que demuestran sus preferencias en forma muy obvia y hacen mejores regalos o tratan con más afecto a aquel hijo o hija que los cautiva, mientras que son algo distantes con los demás. Lo grave de éstas es que, para los hijos que no se sienten los preferidos, lo evidente no es que sus padres aman más a otro, sino que a ellos los aman menos. Las preferencias no son injustas en sí. Lo injusto es no reconocerlas para poderlas manejar sin perjudicar a los demás. A veces, el hijo o hija preferida es precisamente aquel que es el mejor dotado, lo que quiere decir que los favoritismos van dirigidos a aquel que es más bonito, o más inteligente, o más simpático o más afectuoso. Pero es precisamente aquél niño o niña que no es tan bonito, tan amable, tan sobresaliente o tan afectuoso, el que más necesita del apoyo y de la aprobación y, a la vez, quien en general menos demostraciones positivas recibe. Es posible que siendo especiales con ese niño o niña le estén dando la dosis de seguridad y afecto que le hace falta para sentirse mejor consigo mismo y ser mejor acogido en su grupo familiar. Hay además preferencias que se originan en factores con los que los niños nada tienen que ver y por lo tanto están fuera de su alcance modificar. Por ejemplo, la niña se parece a alguien que nos desagrada (la suegra, el cuñado), es tímida, es fea, está muy gorda, o simplemente llegó en un mal momento para la familia. Vale la pena que los padres se cuestionen y con toda honestidad examinen cuál es la razón de su preferencia. Esto les puede ayudar a darse cuenta que quien necesita su apoyo no es quien goza de mejores atributos sino precisamente quien está en desventaja.
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Gracias amiga, por compartir tan bello aporte.
Feliz dia - besitos
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