Y la noche llego, durmiendo los sueños,
despertando los albores de la luz eterna,
los corazones ya no tienen dueño,
solo las almas se alegran, y desapareció la pena.
Ver tu corazón, iluminado por una sonrisa,
tus lagrimas, fluyendo hacia el vacío,
tu rostro, refrescado por la brisa
y suavizado por el sol del estío.
Lloras mujer, con el alma, lloras,
me miras, y el pasado rememoras,
piensa que seré recuerdo, en tu memoria,
guárdame en tu corazón, junto a tus días de gloria.
Mis días llegan a su fin, la hermana,
la temida y querida , llega temprana,
abre su manto, con dulzura
coge mi mano, y me enseña la luz pura.