La Sed Insaciable
Decir adiós... La vida es eso. Y yo te digo adiós, y sigo. Volver a amar es el castigo de los que amaron con exceso
Amar y amar toda la vida, y arder en esa llama. Y no saber por qué se ama. Y no saber por qué se olvida.
Coger las rosas una a una, beber un vino y otro vino, y andar y andar por un camino que no conduce a parte alguna.
Sentir más sed en cada fuente y ver más sombra en cada abismo, en este amor que es siempre el mismo, pero que siempre es diferente.
Porque en sordo desacuerdo de lo soñado y lo vivido, siempre, del fondo del olvido, nace la muerte de un recuerdo.
Y en esta angustia que no cesa, que toca el alma y no la toca, besar la sombra de otra boca en cada boca que se besa.
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