NUESTRO POEMA
Fue primero, la caricia con ternura, y sintiendo cada gesto, la mirada en la mirada.
Labios rojos, labios rosa, (eran los tuyos, y los míos) se acercaron sin un tiempo, por tocarse suavemente.
La calidez de ese beso, la sensación de la entrega, los convirtió en uno solo, que fue tornándose en fuego.
Solo sabíamos algo, que la piel de cada uno ya era la piel del otro coincidiendo en cada curva.
En la alas del amor que no conoce de edades, cada mimo se hizo un canto que solo podía ser nuestro.
Cada centímetro tibio, cada rincón de ese mundo, recibió los besos mansos, recibió los besos locos.
Los suspiros fueron viento que soplaba en las alturas, los sonidos fueron magia, que solo escuchábamos juntos.
Fue ese vértigo imposible, fue la entrega ilimitada, como en los cuentos de un hada, que nos cuenta apasionada.
El sentir de cada mundo que era mío, que era tuyo, que era nuestro para siempre, que ya nadie quitaría.
Y con la piel que brillaba como un reflejo de luna, siempre los labios buscaron los labios del ser amado
No podía haber final, como tampoco lo tienen los castillos que sus torres esconden entre las nubes.
Y con esa piel mojada, y con los labios muy juntos, nuestros cuerpos se durmieron acunados en su sueño.
Carlos M. Baena
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