En tu dolida esperanza mi cuerpo se reclina y hace posible, entre dulces arpegios de armonía, la realidad en tu utopía.
Mi piel sedosa se transforma y levita a tu lado, dejando en cada beso un bocado de placer.
Reposando en mi regazo aspiras mi perfume, y es el manto que te une, a mí, eternamente; somos solo uno en este encuentro sensual donde el amor es real y los besos lo consumen.
Y entre mis brazos reposas luego de una batalla leal en que tu cuerpo y el mío experimentaron la gloria con un espasmo final….