Ahora que somos grandes, no nos olvidemos que para las noches se hicieron los cuentos, y los reyes magos, y los duendes buenos; de que sólo hace falta cuando llega el sueño tener bien a mano la voz de un abuelo.
No nos olvidemos que en una vereda cabe un mundo entero, de risas y ruedas, que no hay mar tan nuestro como el de la acequia, que con dos pedales, de una bicicleta, lo que queda lejos siempre queda cerca.
No nos olvidemos de las maravillas que guardan adentro, las cosas sencillas, los viejos cajones, la flor, la semilla.
La vida es un viaje y es cuestión de vida sentarnos al lado de la ventanilla.
Ahora que somos grandes es muy bonito tener como amigos a los animalitos y gritarles cosas y entender sus gritos, y explicar los vuelos por el infinito (los grandes no entiendemos a los pajaritos).
No nos olvidemos cuando ahora que somos grandes que un beso es un modo de quedarse en alguien, que siempre es horario para acariciarse, que el amor es todo, que ternura es madre, que hay que estar temprano cuando se hace tarde.
Ahora que somos grandes no nos olvidemos de la fantasía, del sol y los juegos, y lo cumpleaños, y el circo viajero, los payasos tristes, los muñecos buenos, la hermosa costumbre de decir: te quiero!
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