Toda percepción, aunque sea muy dura de aceptar, ayuda.
Aunque vaya en contra de nuestros principios,
eso también ayuda. Aunque destroce el ego, nos ayuda.
La percepción es nuestra única amiga.
Uno debería estar preparado para ver cada hecho,
sin tratar de racionalizarlo de ninguna manera.
De esa percepción ocurren muchas cosas.
Pero si no habéis captado la primera percepción sobre el asunto,
os sentiréis confusos y desconcertados.
Habrá muchos problemas, pero ninguna solución a la vista,
porque desde el primer paso no se ha aceptado una verdad.
De modo que estáis falsificando vuestro propio ser.
Hay muchas personas que tienen muchos problemas,
aunque esos problemas no son reales.
El noventa y nueve por ciento de los problemas son falsos.
De modo que si no se solucionan, os encontráis en apuros,
y aunque se solucionen, no sucederá nada
porque no son vuestros verdaderos problemas.
Cuando hayáis solucionado algunos problemas falsos,
crearéis otros. De manera que lo principal es penetrar
en lo que es el problema real y verlo como es.
Reconocer lo falso como falso
es el comienzo de la visión de ser capaz
de ver la verdad como verdad.
Reconocer lo falso como falso es lo primero.
Entonces uno puede ver cuál es la verdad.
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