Enfermo y trieste, te salvo su anhelo que solo el llanto por su bien querido milagros supo arrebatar al cielo, cuando ya el mundo te creyo perdido.
Ella puso en tu boca la dulzura de la oracion primera balbucida y plegando tus manos en ternura, te ensenaba la ciencia de la vida.
Si acaso sigues por la senda aquella que va segura a tu feliz destino, herencia santa de la madre es ella, tu madre sola te enseno el camino.
Mas si al cielo se fue...y en tus amores ya no la haras feliz sobre la tierra, deposita el recuerdo de tus flores sobre la fria loza que la encierra
Es tan santa la tumba de una madre, que no hay al corazon lugar mas santo, cuando espina cruel tu alma taladre, ve a derramar, alli, tu trieste llanto! Heinrich Neuman Aleman
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