En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; lo que puede hacerme el hombre? . Salmo 56:4. Cuando adoramos al Señor, estamos enfocando nuestra atención y afecto en Él. Estamos agradeciéndole todo lo que ha hecho por nosotros. Reconocemos Su mano obrando en nuestras vidas, y le estamos diciendo lo contentos que estamos al saber lo que conocemos de Él. Como los buenos amigos recordando todas las alegrías de su amistad de toda la vida, o como una hija meditando en esos momentos especiales cuando su madre la dejó jugar con su joyero por primera vez, el adorar a Dios funciona como un recordatorio revitalizante de que no estamos solos, ni lo hemos estado. Somos conocidos, amados y auxiliados a lo largo de nuestras vidas. Adoramos al Señor por lo que Él ha hecho y por quién ha sido para nosotros. El traer a la memoria todo lo que ha sido verdad de Su trato para con nosotros en los días y años anteriores crea una increíble anticipación de nuestro futuro. La alabanza es una declaración poderosa de la verdad respecto a lo que Dios ha hecho en el pasado, y también de cómo ha sido Él. ¿Por qué crees que el recordar Su trato para con nosotros en el pasado aumenta nuestra fe en Su obra futura para nuestro beneficio? La expresión “ Lo alabaré” es difícil de traducir completamente porque comunica una ilustración completa que no está contenida ni en una sola de las palabras de nuestro idioma. Piensa en arreglar un hermoso cuarto de huéspedes que es tanto acogedor como refinado; el tipo de lugar del que nadie quisiera salir ni para ir a comer. El cuarto es tan cómodo y atrayente que tus invitados se sienten completamente como en casa. ¿Puedes ver cómo la alabanza le da la bienvenida al Señor? ¿Por qué te gustaría que el Señor fuera un invitado permanente en tu casa? Gracias Señor, por darme hoy la oportunidad de alabarte y al hacerlo se que te estaré invitando a estar cerca de mi. Gracias por tu Hijo Jesucristo. Amén. Dr. Daniel A Brown.
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