De las generaciones de las rosas que en el fondo del tiempo se han perdido quiero que una se salve del olvido, una sin marca o signo entre las cosas
que fueron. El destino me depara este don de nombrar por vez primera esa flor silenciosa, la postrera rosa que Milton acercó a su cara,
sin verla. Oh tú bermeja o amarilla o blanca rosa de un jardín borrado, deja mágicamente tu pasado
inmemorial y en este verso brilla, oro, sangre o marfil o tenebrosa como en sus manos, invisible rosa.
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