Se recogió la vida para verme pasar. Me fui perdiendo átomo por átomo de mi carne y fui resbalándome poco a poco al alma.
Peregrina en mí misma, me anduve un largo instante. Me prolongué en el rumbo de aquel camino errante que se abría en mi interior, y me llegué hasta mí, íntima.
Conmigo cabalgando seguí por la sombra del tiempo y me hice paisaje lejos de mi visión.
Me conocí mensaje lejos de la palabra. Me sentí vida al reverso de una superficie de colores y formas. Y me vi claridad ahuyentando la sombra vaciada en la tierra desde el hombre.
2
Ha sonado un reloj la hora escogida de todos. ¿La hora? Cualquiera. Todas en una misma. Las cosas circundantes reconquistan color y forma. Los hombres se mueven ajenos a sí mismos para agarrar ese minuto índice que los conduce por varias direcciones estáticas.
Siempre la misma carne apretándose muda a lo ya hecho. Me busco. Estoy aún en el paisaje lejos de mi visión. Sigo siendo mensaje lejos de la palabra.
La forma que se aleja y que fue mía un instante me ha dejado íntima. Y me veo claridad ahuyentando la sombra vaciada en la tierra desde el hombre.
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