Si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, ese es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural; él se considera a sí mismo y se va, y pronto olvida cómo era.
Pero el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad,[aa] y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace. Santiago 1:23-25
La Biblia también actúa como una lupa, dándonos una vista a corta distancia de dos imágenes. Primero, y lo más importante, refleja la gloria del Señor de la misma forma en que una lupa gigante le permite a los astrónomos ver objetos en el cielo a través de un telescopio.
Las estrellas que son apenas perceptibles a simple vista debido a su distancia física de la tierra se ven más cerca a través de los lentes del enorme espejo. En forma similar, la Palabra de Dios, que está “muy cerca de ti” , nos ofrece una mirada directa de Dios, quien habita en otras esferas del cielo y quien, por consiguiente, está prácticamente distante de nosotros.
A medida que descubres y examinas la información de la Biblia, ésta te presentará la verdad acerca de Dios: cómo es Él en cuanto a personalidad, carácter y actividad.
El espejo de la Biblia no tiene deformaciones o distorsiones. Está completamente liso y perfectamente formado para reflejar una imagen exacta de Dios. La imagen contorsionada que muchas personas tienen de Dios viene de sus propias impresiones, no de las páginas de la Biblia. A veces algunas personas bien intencionadas sacan de contexto unos cuantos versículos de la Biblia e intentan interpretar los caminos de Dios a la luz de una pequeña porción del espejo
completo. Si el lente del espejo no está liso, la deformación del lente crea una distorsión en el reflejo amplificado.
Toda la Biblia debe verse a la luz de toda la Biblia; las historias o los versículos individuales pueden malinterpretarse si se consideran aisladamente.
Fíjate en contrastes entre lo que la Biblia dice y lo que tú piensas, sientes o cómo actúas. Cuando ubiques esas diferencias, pídele al Señor que te cambie.
Lee basándote en cuatro niveles básicos: a) literal: lo que Dios dice o hace en las vidas de personas reales; b) temático principios y acuerdos respecto a las formas en las que Dios trabaja; c) profético: promesas respecto a lo que Dios hará en el transcurso de la historia humana; y d) personal puntos de instrucción y motivación para tu propia vida.
Cuando llegues a pasajes que no entiendas, pon un signo de interrogación en el margen y sigue leyendo. No te quedes atorado. Sólo significa que en este momento el Señor no está hablándote con esos versículos.
Busca cualidades o atributos en las vidas de los personajes bíblicos claves que se parezcan a ti. Luego pregunta si esas cosas son buenas o no tan buenas, dependiendo de cómo trató Dios con ellas en la historia bíblica. Medita en lo que lees al pensar en eso a través del día. Te asombrará cuántas cosas de tu vida te mostrará Dios a medida que reflexiones sobre Su Palabra.
Hoy dejaré que la Palabra como un espejo me muestre lo que tiene que ser corregido.
Señor, esta tu bendita palabra es como un espejo que refleja con claridad de cristal lo que en mi vida necesita ser corregido. Hoy quiero que me corrijas con tu palabra. Amén.
Dr. Daniel A. Brown.
Disfruta tu diario vivir.