Piel tan blanca como la nieve, pero requemada por el sol que viene; Ojos claros, serenos y tranquilos, pero por momentos un poco distraídos.
Cabello fino y un poco alborotado, pero tan hermoso como el sol dorado; una linda boca de labios delgados, de los cuales recibo el más bello de los regalos.
Espalda ancha y recta que me lleva por la vía más directa; brazos delgados y fuertes, que al abrazar me llevan a grandes entremeses.
Un porte andante y elegante, que te transporta a los momentos de antes, en donde el caballero sorprendía a las viandantes y que nadie consideraría agobiante.
Manos pequeñas, dedos delgados, al tocarlas parecen aterciopeladas y si tocan mi barbilla, me preparan para grandes maravillas.
Sonrisa divertida y contagiosa, que tranquiliza a esta chica nerviosa; carácter sereno y pasivo ¿o tal vez un poco pensativo?
¿Qué eres? tal vez no contestes, yo solo he de decir lo que puedo descubrir:
eres una criatura tan bella que me inspira este pequeño poema.