La vida es una constante sucesión de emociones que alteran el estado de ánimo de forma permanente o pasajera. Somos un cúmulo de sensaciones que ante diversos estímulos estallamos con ira, alegría o sumimos en profundo dolor. Con cada amanecer despiertan en mí las emociones que en ocasiones me torturan y en otras me brindan alegrías. Me emociona en extremo sentarme a la orilla del mar: tan extenso y majestuoso, y perderme en su horizonte. Mi corazón palpita de emoción al escuchar el himno de mi patria e indigno cuando malos gobernantes, adeptos al poder, la destruyen. Me consterno de emoción cuando siento en el pecho una opresión que deja sin aliento porque el amor se me desborda. La vida es una marea de emociones y con la sabiduría que dan los años aprendemos a disfrutarla.
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