El viejo Luke y su esposa tenían fama de ser el matrimonio más tacaño del valle. Luke Murió y a los pocos meses, su esposa. En su lecho de muerte, ésta llamó a su vecina y le pidió con voz débil: “Ruthie, entiérrame con el traje negro de seda, pero antes, corta la espalda y aprovéchala para hacer otro vestido. Es una buena tela y me da rabia desperdiciarla.”
“No puedo hacer eso –contestó Ruthie-. Cuando tú y Luke lleguen a las puertas del cielo, ¿qué van a pensar los ángeles si el vestido tiene la espalda cortada?”
“No me miraran a mi –respondió ella-. Enterré a Luke sin pantalones”.