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AMAR Y PERDONAR
Piensa en cuanto eres capaz de perdonar
y tendrás la
medida perfecta de cuanta capacidad
tienes de amar.
Es común escuchar a las personas
decir “Yo perdono
pero no olvido”. Es extraño. Porque
que al recordar,
sin duda vas a revivir el dolor que te
han causado
y lo más probable que vuelvas a sentir rabia,
impotencia, rencor, dolor.
El perdón va de la mano con el amor.
¿Para qué perder el tiempo en lo que ya pasó?
¿Quién sufre más? ¿Ese ser humano que cometió el
error de herirte?,
lo más probable es que ni siquiera
tiene conciencia
de haberte causado tristeza, por lo tanto,
ni lo recuerda.
Y si está consiente del daño que ha causado…
¿Quién sufre más? ¿El que hiere o el que
es herido? Sin duda el que hiere.
Piensa que esa persona le gustaría
sentirse feliz
con su forma de ser, pero su carácter no se lo
permite y es más, tal vez es su mejor coraza
para defenderse de un mundo cada
vez más deshumanizado.
Pero aún así, le gustaría ser distinta…
Por lo tanto,
sufre más que tú.
El amor lo puede todo y transforma todo.
Cicatriza heridas, borra huellas de dolor y
tristezas, da cabida al perdón,
al entendimiento,
a la reconciliación, incluso a enviar bendiciones
para quien ha sido responsable de sembrar
desencanto y dolor en nuestras vidas. Libera tu alma de toda amargura y
muestra entrañas
de misericordia para quien te haya herido.
Y es bueno que te preguntes… ¿Nunca has
herido a alguien?
¿Te gustaría ser perdonado? Entonces
hazlo, primero
contigo mismo y luego con los demás.
De esta manera,
conseguirás no sólo la paz que buscas
sino que habrás
crecido en el amor y el perdón… y Jesús,
presente
en cada uno de nosotros te lo agradecerá y te
devolverá multiplicadas, todas las bendiciones
que pidas por tu agresor
ANONIMO
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