Al ver pasar a la gente, ¿Nunca te has preguntado quienes son? ¿Por qué luchan, qué sienten, qué hacen? ¿serán protagonistas de historias románticas, serán esclavos de una rutina amarga, serán juguetes del destino o marionetas de Dios?
Al ver pasar a la gente, al caminar junto a ella, tú sientes, al igual que yo, que no caminas entre ganadores y perdedores, sino que sabes que caminas entre sobrevivientes. Entre sobrevivientes de revoluciones hechas por falta de comida, entre sobrevivientes de guerras que comienzan durante un partido de ajedrez.
Al ver pasar a la gente, te das cuenta que paseas entre hombres y mujeres sin nombre, hombres y mujeres indiferentes para ti, cuyas vidas no conocemos y cuyas muertes no nos causan nada. Son sólo muertes; muertes que leemos en los diarios matutinos, obituarios fríos, nombres sin rostros.
Al ver pasar a la gente ¿No te gustaría conocer sus historias? ...a mí sí. me gustaría saber de sus sueños, aprender sus razones para sobrevivir. contar sus historias; inventándoles momentos alegres, regalándoles felicidad. Creo que debería empezar por mí. creo que debo comenzar por mí historia. Por la historia del amante abandonado. Por la historia del amigo traicionado. Por la historia del soñador que despierta en medio de un torrente de mentiras verdaderas.
Serán cuentos de infiernos y cielos, de noches con sol y días con luna, de corazones negros cicatrizados y ventanas por donde ya no se asoma el sol.
Es la repetición de la vieja historia, lo mismo, pero con distintos actores. Los mismo sentimientos entremezclados y las mismas perversiones colectivas, relaciones autodestructivas, valores alterados, niños olvidados y dioses censurados.
Al ver pasar a la gente, ahora, me doy cuento que no quiero contar historias; es todo, es siempre lo mismo.
Tampoco contaré mi historia. Si quieres saberla... imagínatela. párate en una esquina y al verme pasar con el resto de la gente, Invéntame un final feliz.