México está en mis canciones, México dulce y cruel, que acendra los corazones en finas gotas de miel.
Lo tuve siempre presente cuando hacía esta canción; ¡su cielo estaba en mi frente, su tierra en mi corazón!
México canta en la ronda de mis canciones de amor, y en la guirnalda con la ronda la tarde trenza su flor.
Lo conoceréis un día, amigos de otro país: ¡tiene un color de alegría y un acre sabor de anís!
Es tan fecundo que huele como vainilla en sazón ¡y es sutil! Para que vuele basta un soplo de oración...
En la duda arcana y terca, México quiere inquirir: un disco de horror lo cerca... cómo será el porvenir?
¡El porvenir! ¡No lo espera! Prefiere, mientras, cantar, que toda la vida entera es una gota en el mar;
una gota pequeñita que cabe en el corazón: Dios la pone, Dios la quita... ¡Cantemos nuestra canción!
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