El amor nos alivia las heridas, la cordura ha pasado a otro plano, sólo anhelo que deslices tu mano, fusionándome a ti, en ésta y mil vidas.
Si la muerte me permite el consuelo, de amarte antes de partir con mi llanto, valdrá la pena todo este quebranto, muriendo en el éxtasis de tu cielo.
Sin amargura y con afán bendito, de perecer en tu lecho caliente, la locura será camino inscrito.
Y las veredas del sentir presente, marcarán huellas de mi amor descrito, con la muerte de nosotros ausente.
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