Uno de los mejores “gustitos” que nos podemos dar las chicas es engreírnos con una sesión de belleza en la que nos pongan regias de pies a cabeza. Además de mejorar la apariencia de nuestro rostro y cabello, también debemos hacer lo propio con nuestras uñas.
La mayoría cree que para tener unas uñas lindas basta con aplicarles esmalte. Aunque son innegables los efectos de brillo y color que tiene el producto (y lo bien que puede disimular las imperfecciones), también es cierto que después de que se diluye las uñas quedan debilitadas, empeorando su salud en cada aplicación.
A fin de que aprendamos a cuidarlas, a continuación les damos algunos sencillos tips de protección que pueden hacer la gran diferencia entre una uñas artificialmente bellas y unas uñas bellas de forma natural:
- Alimentación: Muchas personas tienen las uñas opacas y con los bordes amarillos, que por lo general refleja el aspecto del resto de su piel. Ello se debe a que no tienen suficientes reservas de calcio, las cuales se obtienen de la leche y sus productos derivados, de los cítricos (naranja, mandarina, limón) y de los granos, como la linaza y la soya.
- Extracción de cutículas: Antes de pasarles el esmalte, se remueven las cutículas que están alrededor de las uñas, por lo que resulta muy útil ponerlas dentro de un recipiente con agua para que sea más sencillo el desprendimiento. Sin embargo, no se deben quitar totalmente, ya que también sirven de protección a las uñas, por lo cual siempre hay que dejar un ligero borde entre su parte inferior y la piel.
- Reposo: Entre cada aplicación de esmalte debemos dejar que las uñas descansen una semana en promedio, tiempo en el cual podemos pasarle un fortalecedor transparente para que se recuperen de la concentración de químicos del tinte.
- Relax: Si somos de las que se muerden las uñas o los padrastros a causa de la ansiedad, es mejor cubrirlas con venditas autoadhesivas y calmar nuestros nervios haciendo bolitas de papel con la yema de los dedos o apretando una pelota anti-estrés