LA FELICIDAD NUNCA SE VA
La felicidad no tiene contrapuesto porque nunca se pierde.
Puede estar oscurecida,
pero nunca se va porque tú eres felicidad.
La felicidad es tu esencia, tu estado natural y,
por ello, cuando algo
se interpone, la oscurece,
y sufres por miedo a perderla.
Te sientes mal, porque ansías aquello que eres.
Es el apego a las cosas que crees que te
proporcionan felicidad lo que te hace sufrir.
No has de apegarte a ninguna cosa,
ni a ninguna persona,
ni aun a tu madre, porque el apego es miedo,
y el miedo es un impedimento para amar.
El responsable de tus enfados eres tú,
pues aunque el otro haya provocado el conflicto,
el apego y no el conflicto es lo que te hace sufrir.
Es el miedo a la imagen que el otro haya podido hacer de ti,
miedo a perder su amor, miedo a tener que
reconocer que es una imagen la que dices amar,
y miedo a que la imagen de ti, la que tú
sueñas que él tenga de ti, se rompa.
Todo tiempo es un impedimento
para que al amor surja.
Y el miedo no es algo innato sino aprendido.
El miedo es provocado por lo que no existe.
Tienes miedo porque te sientes amenazado
por algo que ha registrado la memoria.
Todo hecho que has vivido con angustias,
por unas ideas que te metieron,
queda registrado dentro de ti, y sale como alarma
en cada situación que te lo recuerda.
No es la nueva situación la que le llena de inseguridad,
sino el recuerdo de otras situaciones
que te contaron o que has
vivido anteriormente con una angustia
que no has sabido resolver.
Si despiertas a esto, y puedes observarlo claramente,
recordando su origen, el miedo no se volverá a producir,
porque eliminarás el recuerdo.
Anthony de Mello
con cariño su amiga
Princesa