A menudo aprendemos mucho de nuestros hijos. Hace algún tiempo, un amigo castigó a su hija de tres años por desperdiciar un rollo completo de papel dorado para envolturas. Estaban escasos de dinero y él se puso furioso cuando la niña trató de decorar la una caja para ponerla bajo el árbol de Navidad. A pesar de todo, la pequeña niña le llevó el regalo a su papá a la mañana siguiente y le dijo:
"Esto es para ti, papi". Él se sintió avergonzado de su reacción anterior pero su enojo volvió cuando vio la caja vacía. Él le gritó: "No sabes que cuando uno da un regalo se supone que haya algo dentro de él?"
La pequeña niña lo miró con lágrimas en los ojos y le dijo: "Papi, no está vacía, yo tiré muchos besitos en la caja, todos para ti, papito".
El padre se sintió destrozado. Rodeó con sus brazos a su hijita y le rogó que lo perdonara.
Mi amigo me dijo que él conservó aquella caja dorada junto a su cama por años. Cuando se sentía desanimado, sacaba uno de aquellos besos en el aire y recordaba el amor con que una niña los había depositado allí.
©Fondo y Tag por Aida '2010 Gabitos Grupos
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