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Te esperare
Esta mujer es mía mi instinto de animal no me permite prestársela a un amigo. No la comparto ignoro si me presento ahora como un monstruo ante ustedes pero no cedo, no la doy no le permito que entregue a nadie más su corazón que a mí.
Esta mujer es mía míos son sus afectos y sus lágrimas su amor, su juventud su carne, su tristeza sus desesperaciones, sus manías sus malas noches, sus dolores sus amarguras y sus sufrimientos.
Esta mujer es mía no la comparto no la entrego la defiendo de extraños la resguardo de cataclismos y epidemias la alimento y alimento a sus hijos la abrigo y la poseo le canto y la fecundo.
Ésta es la realidad. Juzgadme con mesura profundizando bien sobre estas cosas y vamos todos a firmar este poema en La Habana en la década del 70 en medio de una lucha feroz por ser mejores porque más nadie escriba nunca esta mujer es mía como si fuera un libro o una lámpara.
Firmemos, ayúdenme a testimoniar este momento queridos contemporáneos míos.
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