Descubrir el amor es el más difícil hallazgo al no encontrar distancias que, para la realidad, me ceda el paso. Nutrirse del amor es una seducción de afinidad que repele sólo con tocarle y se humedece con el aliento de lo abstracto. Y descender al amor es encontrar la identidad que niega ser revelada, mientras todo un cúmulo de galaxias amortajadas hacen del amor, el amor, en un vaivén erótico donde estallan las supernovas. Mutable y profuso enigma es crear este absurdo que, hasta el escéptico más desolado contribuye a perpetuar esta realidad intimista, en el anonimato...