La envidia y los celos, ese cóctel con sabor a veneno, es ideal para putrefactar el cuerpo y el alma. La mayoría de la gente sabe que es normal probar un sorbo de cada uno en su justa medida sin llegar a emborracharse. Algunos dicen que para que haya una persona envidiosa y celosa tiene que haber alguien que la provoque con gran ostentación. Exhibir un mueble, un inmueble o una persona como diciendo “Ja, Miren esto lo conseguí YO en tiempo récord” “Esto es para que lo vean y lo admiren ustedes pero es MIO, ¿Y esta persona...Ja.....vieron...como YO puedo? YO, YO.. inagotables YO. Entonces algunos desean con perversión casi infantil que en algún momento los materiales le exploten como polvo, que los pierda tan pronto como los consiguió y que esa persona que tan poco les costó conquistar los traicione con su mejor amigo o en el peor de los casos con su propio hermano. En general si ese pensamiento se repite se vuelve una obsesión, el envidioso y celoso empieza a destruirse poco a poco al mismo tiempo que el otro se divierte y disfruta como loco. Las personas que son más “Cerebrales” piensan que depende de cada uno como tomar una actitud ostentosa y exhibicionista del otro viendo el lado positivo de la situación. Tal vez si pensamos friamente, no queremos ese mueble, ese inmueble o ese sujeto. Lo que podemos rescatar es la actitud frente a la vida que tuvo esa persona en conseguir lo que tiene. Pero para poner el tema en la balanza yo les preguntaría a los ostentosos y exhibicionistas ¿Qué hay detrás de tanta demostración de todo... o de nada?. Cada uno lo interpreta como quiere...o los ignora definitivamente |