La voluntad es el férreo timón que guiado por la sabiduría puede llevar al alma a las más grandes realizaciones. Es la potencia que hace posible que nuestros propósitos de superación sean realidad.
La paciencia es la ciencia de la paz, cuando se tiene el sistema nervioso fortalecido se puede controlar el sufrimiento.
La prudencia es tener precaución de obrar con cautela. Es desarrollar el buen juicio para distinguir certeramente lo bueno y lo malo y actuar en consecuencia. Es ser sensible a la necesidad de los demás.
La templanza es moderar el uso excesivo de los sentidos sujetándolos a la razón. Es la austeridad en el actuar y la moderación de los deseos para no anhelar cosas constantemente. Liberándose de los prejuicios que nos limitan. “Todo extremo es malo”.
La fortaleza es vencer el temor, así como derrotar la imprudencia que nos impele a arriesgarnos temerariamente.
Justicia es tener amplitud de criterio suficiente para darse cuenta lo que a cada quien corresponde y obrar en derecho correctamente y con equidad. Es regalar una sonrisa a quien lo merece y hacer un llamado de atención a quien lo necesita. “Si se da un gesto adusto a quien una sonrisa merece, entonces se está obrando con justicia. La envidia es lo contrario de la Justicia.
El amor es una palabra que tiene tantas definiciones como personas para definirlo. Amor es la capacidad y la buena disposición para permitir que los seres queridos sean lo que ellos elijan para si mismos. Sin insistir en que hagan lo que a uno le satisface o le gustase.
La sencillez. Una gran persona jamás pierde la sencillez de un niño. “No hay nada más sencillo que la grandeza de hecho, ser sencillo es ser grande. Sé sencillo en todo lo que hagas.
Autor desconocido
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