Cuando estoy lejos de ti,
mortalmente herida por la distancia,
es tan fuerte tu recuerdo,
el sabor de tu nombre,
que a veces me olvido
de este hueco en el que me faltas,
y que día a día voy cubriendo
como se cubren las trampas,
del falso calor de tu cuerpo,
tan frío en la memoria,
en la ausencia, en el insomnio,
en el reflejo duro de mi soledad de ti.
Y estás siempre sonriéndote,
hablándome en voz baja,
provocándome con tus brazos,
tus piernas, tu sexo...
y construyo tu sonrisa,
veo mis manos que te alcanzan:
sueño, y deshago mi realidad
para falsificarla en tu nombre,
en tus ojos...,
en el recóndito espacio
que nos deshabita.
Lunska Nicori