Te he amado en mis silencios, y dentro del alma a viva voz, te he prendido en los anhelos, arraigados en mi ilusión precoz.
Ha sido tan férrea y estéril esta lucha, pretendiendo de ti una simple mirada, más tus ojos no ven ni tu oído escucha, la triste angustia de mi alma enamorada.
Eres perpetuo delirio en mi añoranza, sublime desvelo en mis noches serenas, sale y se oculta la estrella en la distancia y el naciente día sorprende mis penas.
En todo palpitar y en cada suspiro, profana tu recuerdo mi intimidad, así el ondulante mar otorga su zafiro bajo alba espuma que flota en libertad.
He amado con demasía y te he sufrido y es vano mi suplicio a tu indiferencia, conciente de que amé sin ser querido, es este postrer dolor a mi penitencia.
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